viernes, 7 de noviembre de 2008

EN LAS LUNAS DE TUS MANOS


EN LAS LUNAS DE TUS MANOS

Para mi esposo, siempre.

La primavera deshizo
lazos blancos de inocencia
en lirios rojos entre tus manos ajenas
y orgía de flores en la cintura breve
y colgó claveles, jazmines y niños.
¡ Eran violentas las rosas
cabalgando en estampida
y en tropel candente
violentando las espinas!
Los veranos, tantos, incendiaron
las almohadas y la vida,
cada siega cercenó en aridez
los madrigales y las heridas,
inocentes y amadas florecieron
miles de rosas peregrinas
tierra y carne, generosas, gestaron
a los desiertos desde cada semilla,
se rebelaron los veranos en desnudez
y ganaron batallas, no guerras, perdidas.
En la cuarta estación del décimo otoño
la tibieza de tus manos, ya conocidas,
calaron en cada Luna de mi orilla;
fundidas y plácidas aguardan
quién sabe cuántos inviernos
que restan de la hoguera de la vida.

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