miércoles, 5 de enero de 2011

El mejor poema


Estas letras que denomino versos
desconocen de rimas y de encantos.
No saben los versos que el alma se escapa
componiendo letras en el lugar del llanto.
No comprende mi pluma de medidas,
se engrandece cuando vuela y espera
que un escritor de veras se caliente el pulso
desflorando mis virginidades escondidas
en el desencaje de sílabas, no entiende el artista
que si una cuartilla se llena de estrellas
ya ha sangrado el alma y las pupilas
permanecen secas.
Perdonad la osadía de la inocencia
del verso trunco; es el aleteo presuroso
de las mariposas sobre la frente.
¡Qué nadie diga “no eres poeta”!
¡Entrad al rescoldo de mi pecho!
Allí se esconde mi mejor poema.

Todavía



Todavía duele la sinfonía
de la lluvia sobre el tejado.
Todavía cantan las venas
como guitarras tensadas.
Todavía ríen los ojos
ante el regalo de un niño.
Todavía llora el alma
ante los pies descalzos.
Todavía me amanece
en las ojeras desangradas.
Todavía beso los labios ajenos
dueños de mi boca juvenil.
Todavía sueño con mi país
en la distancia de los mares.
Si todavía vivo…¿Por qué
mi esqueleto castañetea?
¿Será que todavía me invento
la vida, porque los muertos
no conocen que hoy es todavía?

Encuentro anunciado


Tú y yo nos encontraremos.
Un siglo de besos iniciará
el año cero del primer abrazo.
Ese día, vamos a morirnos ambos
por las venas.
O quién sabe si las bocas
volverán a ser niñas
con las caritas encendidas.
Para amarnos, como al inicio del mundo,
habrá un eclipse de palabras
y en silencio la muerte
cantará para nosotros
la marcha nupcial.
Probablemente seamos piedras;
pero nos volveremos a encontrar
y tus manos alfareras
van a desvestir mi cintura de mar.
No nos vamos a tocar.