miércoles, 19 de noviembre de 2008

Bienaventuranzas profanas


Tengo las manos vacías
y semidesnudo el cuerpo;
llevo los bolsillos descubiertos
y soy feliz con lo que tengo.
Acumulados en el llanto
de mis ojos,
siglos de ausencia tengo;
y una enorme soledad
en desconsuelo,
es la pausa dentro del pecho
donde gotea un corazón heredero;
pan y agua para aligerar
el hambre y la sed: tengo;
compasiones... tengo;
lastima la desnudez
de este cuerpo que tengo.
El corazón limpio, a veces,
lo tengo;
porque otras, ya no sé
si lo tengo.
Tengo la paz y la ofrezco
entre la gente que quiero;
tengo mis manos, y es lo que
tengo;
y así alejo los fantasmas
que a mi sombra van
persiguiendo
en la demencia de mis sueños;
tengo alguna maldición
escondida dentro del pecho,
quién sabe si acumulando
algún veneno...
Tengo estas Bienaventuranzas
profanas,
en el alma guardadas, las tengo;
y sin embargo... para compartirlas:
yo espero.

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