martes, 11 de noviembre de 2008
Dimensión febril del desconcierto
¿ Y dónde está mi latitud perdida
que no me encuentro ?
¿ Qué hace mi cuerpo en estampida
gravitando en desconcierto ?
¿ Y esta fiebre en el surco de cada herida
corrompiendo el marfil de mis huesos ?
¿ A dónde fueron las flores de mi ansiedad cautiva
que entre cenizas azules arden en el brasero ?
¿ Quién prendió la idea convulsa, desmedida,
que puso alas en mi sombrero
y se infiltró en la oquedad desconocida
del interior de mi universo ?
Fue la fiebre del amor cuando se excita,
fue la Luna fría dibujada en el espejo,
fue la distancia de una caricia
conjugando los verbos para celebrar un te quiero.
Ahora... culpas no alcanzan: gravitan,
los culpables hurtan los pretextos
y sin embargo; la razón de esta fiebre
fue la osadía de un corazón calenturiento;
gestando auroras desde un vientre virgen, seco y añejo;
abortando luces en un mundo primerizo y ajeno.
Fue estéril el intento.
Ahora mi latitud perdida gravita
en la dimensión del desconcierto.
¡ Fue mía la culpa !
¡ LO CONFIESO !
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