viernes, 12 de febrero de 2010

Cuerpo rotulado

Mi cuerpo es un mapa cubierto
de rótulos, puntos y señales
exhibiendo latitudes prohibidas
en la jungla anotómica
de mis profundidades.
El tiempo implacable y lento
lo fue marcando despiadado
y se apoderó de mis vísceras,
de mi piel y de mis miembros
y lo fue rotulando:
Piedras para los pies descalzos,
Impotencia para los puños cerrados,
Voz apagada para la garganta
Y velo de nubes para la mirada,
Cárcel para la frente que se quedó sin alas,
Campo minado para el influjo de la palabra,
Nido sin ave para la esperanza de mis versos,
Muro insalvable para los silencios,
Cadenas enmohecidas para los abrazos
Y un silente broche de alcíbar para mis labios,
Sutil licencia para respirar atardeceres
En el aire desconocido de nuevas ciudades,
Sándalo y almizcle para el sudor enojado
Bajando en torrente por el cuerpo helado;
Y el hambre insaciable de banquetes despiadados…
Y yo… rescatando el único pedazo de mi cuerpo
que sin rótulo visible se guardaba las letras
para escupir mis verdades;
porque yo no quería que se quedara huérfano
en el mapa de mi cuerpo rotulado.
Y el corazón haciendo señales como un faro
Guiando a los hombres en sus naufragios.
Entonces un pincel indolente tratando de colorearlo
lo lastimó con saña y el corazón, como el rótulo,
se fue desangrando y el mensaje inédito
que rotulé con lágrimas se fue desdibujando
y disuelto en sangre emborronó mi esperanza.
Y yo no quería que se desangrara
porque era el único rótulo por mí grabado
y el que hubiese expuesto, para que se cantara,
en todas las plazas de mi cuerpo que sin mi permiso
ha sido profanado:
Se ha cubierto de estigmas que son
rótulos manchados y desangrados.

Los rosales calientes se levantan

A mi esposo, siempre

_Te amo.
_Yo también.
_ ¿Te dije que te amo?
_ Lo dijiste.
_¡ Te amo!
_ ¿Eh?
_ ¿ Estás sintiendo que te amo?
_ ¿ Te percatas que te tengo entre mis brazos?
_ ¡ Cuánto te amo!
Los haces tibios del sol
Descubrieron los cuerpos
fundidos sobre las sábanas
tibias y tímidas,
testigos del insomne
fin de acto de un amor
de cuarenta otoños.
Los rosales calientes
se levantan en la frente
de los amantes y las manos
convulsas calan en cada luna
orilla con orilla,
mientras aguardan quién sabe
cuántos inviernos que restan
de la vida.
La espuma besa la espuma.
Al amor de otoño le nacieron alas.