Soy de allá de donde el viento
pone música en los palmares
y a las espigas de los cañaverales
el sol las pinta de cuento.
Allá el mar no es violento,
seduce y besa las playas;
tapizando las guardarrayas
los romerillos juntan sus manos
y se escucha el eco del río,
cantando un punto cubano.
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