Sobre la espuma blanca y rizada de la playa hubo lluvia de claveles rojos; los corales de nácar se agruparon en estrella y recortado en el azul intenso de un cielo marinero, cuando bajó la marea, se irguió imponente un monumento calcáreo. Entonces los pinceles recrearon en el lienzo el perenne flamear de una bandera ya para siempre el sudario glorioso de los héroes de la patria.Y sucedió que subió la marea, cubrió de cristales de ola el vitral y se iluminó el faro sobre la arena de la playa.
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