viernes, 5 de diciembre de 2008

Fiebre de caballos



Fiebre de caballos sudan mis textos,
sobre crines febriles flotan al viento.
Son corceles con el ardor por dentro
devorando el pasto del desconcierto.
Cabalgan ... sobre los lomos rebeldes
se sujetan y se esparcen violentos,
luego descienden lentos hasta el suelo
y allí se funden como lágrima y pañuelo.
¡ Encabritados versos entre agua y fuego !
Como potros salvajes mis textos embisten,
poco valen mis versos; pero resisten,
son jinetes con el pecho descubierto,
son textos de nada, de todo.. .¡ textos !
rídiculos textos, inmunes, enhiestos,
a veces tímidos textos inciertos
que sudan estrellas, como los caballos
la fiebre después del bestial esfuerzo.
En estos textos febriles cuánto de cierto,
cuánto de sueño de lo que no existe,
salvajes los versos llegan, persisten,
arrasan y después desaparecen; pero
estos ripios del alma que me invento
se empeñan en competir con el viento
y se niegan a que los anule, se resisten
y al corazón seducen con su inocencia.
Los consiento y les dejo la puerta abierta
y ya no importa si galopan o vuelan,
para escapar sobre estos potros
los jinetes desnudos no portan espuelas.

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