Prohíbe al
miedo que anide
bajo tus
párpados rojizos,
mándalo a
tirar carta viejas
en el
agujero del mundo.
Prohíbe la huída de las pupilas
tras la
sombra de tus iniciales,
azota con un
abrazo
la almohada
de nuestros nombres,
y ya no
habrá más eclipses
confundidos
con la luna llena.
Anda,
prohíbe que te quiera.
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