El día que
tú naciste
bajaron las
estrellas
hasta besar
tu cuna.
Te amamos,
mi niña,
con ese amor
deshaces
los besos
que los grandes
olvidamos
cada día.
Qué bueno
sería
embalsamar
la gloria
de una
frente virgen
con el
suspenso
del remanso
de un ala de
mariposa.
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