El lirio
amanece
oliendo a
violín.
La guitarra
despierta
cantando
rosas y claveles.
Mi niña ha
descubierto
un violín que perfuma arpegio
y a una
guitarra que desprende mirra.
La
conferencia en el aula magna del cielo
fue
ovacionada por querubines.
Una encorvada figura se quedó en la butaca
esperando un
beso a quien entregar el trofeo.
Allí se
volvió pétrea con las flores entre las manos.