La noche viene, me envuelve y sueño.
Me raptas como un caballero y me seduces,
me recorres el cuerpo con la punta de tus dedos
sin manchar mi piel mientras dura el combate.
Se hace tortura toda una noche de castigos
sin que se escuche una queja entre la sábana.
Esta almohada mía, indiscreta y pervertida
me roba los sueños con alevosía.
Venganza reclama: no dormiré;
amaneceré desnuda de la humedad de la noche
y despertaré bajo tu piel completamente vestida.
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