lunes, 16 de agosto de 2010

La quinta estación



Se perdieron las estaciones de la piel
con los años marcando los pasos;
ni un asomo de tono en cada cambio.
El amor se comió
los colores antes de tiempo.
La pasión se bebió
la ambrosía después del tiempo.
En la primavera de la piel
cada poro suspiraba por el verano;
el verano soñaba con hacer el amor
a la primavera turgente; bajo la piel
un verano incendiaba la noche
cuando ya el otoño se consumía en leños;
y los cuerpos: cada vez más lejos.
En invierno la lumbre encendida
apenas calentaba la miserable hoguera
con pretensiones de abrazarse en primavera.
Se nos quedaron los cuerpos yertos y huérfanos
mientras cada estación afloraba en la piel.
Ahora, quisiera en solo una noche
embriagar a mi piel desde el primer trago
de verano hasta el fondo del invierno.
Esta culpa es compartida. Inventemos una
quinta estación para revivir todas las perdidas.

2 comentarios:

M. Angel dijo...

Antonia Blasa, placer saludarte y volver encontrar tus letras.

EL AMOR SE COMIÓ LOS COLORES ANTES DE TIEMPO, y hoy busco los colores y sabores que robó el tiempo y no los encuentro.

Abrazo
M. Ángel

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