miércoles, 22 de diciembre de 2010

Laberintos



La ausencia teje hebra por hebra
el cabello del olvido
con la paciancia del caracol.
La estela de la huella
borda una trenza de acero.
Luego la llovizna de un beso
deshace en lenguas
la arena del tiempo blanco
tejido por Ariadna.
Las caracolas antropófagas
degustaron con placer
hasta la última grieta de plata.
Que no se culpe a la distancia
mientras se descuelga por la ventana.
Es la sombra de Nadie.
Sobre la tierra sedienta de huesos
hace huelga la hojarasca.

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