Dios, salva a la Luna;
los locos no pueden vivir
en las estrellas.
Si no estás muy ocupado
-y lo recuerdas -
haz más largas las colas
de los cometas
-papalotes para nuestra demencia-
Y si no te enojas demasiado
-deja como al descuido alguna escalera-
para cubrir de luces
los harapos siderales.
A cambio te haré un altar
en la cara oculta de la Luna
y desde allí escucharás
las más cuerdas oraciones
que hablarán de paz. Amén.
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