miércoles, 29 de diciembre de 2010

Tiempo de mar



Soy lentitud de arena
de norte a sur
de sur a norte
en el reloj de mi tiempo.
Haz, arena, que se detenga.
Haz, tiempo, que baje la marea.

Niño sin tiempo



Para mi hijo Alex en su
treinta y nueve cumpleaños.

Cada octubre a mi vientre
le florece el tiempo en una hoguera;
no pasan las Lunas,
no cambia de piel la primavera.
Se parece mi niño a los cometas.
Se reinventa las estaciones
y los andenes y las aceras.
Ayer me amaneció entre las piernas,
mañana será enredadera.
Mi niño no invoca calendarios,
Solamente HOY lo siembra
sobre la Tierra.
Entre la cuna de mis manos
el tiempo lo columpiará SIEMPRE
en todos los poemas.
Solo se precisa que amanezca.

Victoria pírrica



Una paloma huérfana de palomar
quería construir un nido de flores.
Buscaba las más hermosas en su afán
- la peregrina no sabía-
que hay flores bendecidas.
Vio una, sostén de la rama seca,
su pico victorioso fue una estocada
en el bastón del tallo,
la rama sucumbió entre la hojarasca.
-¿Por qué, Paloma, por qué
-suspira la rama deshecha-
descubriste la florecilla
que me mantenía enhiesta?
En el efímero nido
tiembla de frío la violeta
mientras la rama muerta
sonríe desde su tisteza.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Las calles de mi pueblo



Las calles de mi pueblo
-con el bastón de sus aceras-
invitan a los pies gitanos
a la procesión por la memoria.
Maquillada callecita
-callada en los gritos de sus plazas-
se conduele de las plantas sancionadas
y sobre los pasos-huellas
me sostiene descalza.
Anduvimos juntas;
su bastón sostuvo mi pecho
y mis ansias mutiladas
como sus aceras intactas.
Las callecitas de mi pueblo
son lindes no prohibidas
para mis pies sin amarras.

Homicidio involuntario


Devora una palabra
la tolerancia inacabada.
La comisura sangrienta
no recuerda nada
y se ha comido el alma.
En el corazón se desgarra
la inocencia y una sonrisa
desfigura la mirada.
Silencio.
Perdón por la estocada.
Silencio por las manchas.

Laberintos



La ausencia teje hebra por hebra
el cabello del olvido
con la paciancia del caracol.
La estela de la huella
borda una trenza de acero.
Luego la llovizna de un beso
deshace en lenguas
la arena del tiempo blanco
tejido por Ariadna.
Las caracolas antropófagas
degustaron con placer
hasta la última grieta de plata.
Que no se culpe a la distancia
mientras se descuelga por la ventana.
Es la sombra de Nadie.
Sobre la tierra sedienta de huesos
hace huelga la hojarasca.

Stops...



… waits for behind the yellow line.

(A todos mis hermanos
en la hora de partir...)

Entonces comprendes lo infinita
que puede ser una recta;
el significado de un color;
la golpiza sobre el alma
que provoca una palabra;
lo breve que resulta el tiempo
y cuan tirano suele ser
para anular a la soberbia
con el poder de una marca
en un tramo de nadie.
No imaginas la influencia
que ejerce la simpleza
para ordenar a los pies
que se dividan en fronteras.

PROXIMO!

Oculto en las plantas descalzas
el equipaje es una estrella.

Travesía


Las manos blancas
-veleros sin manchas-
zarpan al anochecer.
Siglos o mares de insomnios
-las uñas de las olas-
las convierten en piratas
que atracan incendiadas
en los muelles de algún amanecer.
Las velas vírgenes abortan
los tesoros de las sirenas
que cantan en las profundidades
empozoñando abordajes
sobre las almohadas
negadas a enmudecer.

La oración del loco


Dios, salva a la Luna;
los locos no pueden vivir
en las estrellas.
Si no estás muy ocupado
-y lo recuerdas -
haz más largas las colas
de los cometas
-papalotes para nuestra demencia-
Y si no te enojas demasiado
-deja como al descuido alguna escalera-
para cubrir de luces
los harapos siderales.
A cambio te haré un altar
en la cara oculta de la Luna
y desde allí escucharás
las más cuerdas oraciones
que hablarán de paz. Amén.

Mediatriz


Mi mediatriz es una frontera
sin palabras;
línea inconclusa hasta el centro del alma;
hipótesis sin premisa;
virgen desflorada
en la vertiente de dos aguas.
Más que calcularla,
duele la respuesta equívoca
sobre la página en blanco.
Son marcas de agua.