Dispuesta el alma para la batalla
cubrió su estatura con arreos de Luna.
Dejaba estelas de aurora a su paso
cobijando la faz mojada de la lluvia
de estrellas en cada regazo.
Pétalos o escudos fueron
el blindaje hermoso
para su dimensión .
Del corazón descubierto
jamás tuvo miedo; no tiembla
la sangre cuando el camino es el cielo.
Una paloma del aire, tímida, ciega y enferma
arremetió con fuerza sobre el corazón desnudo
y la sangre caliente le restañó la herida.
“_Bebe, paloma, vuelve a la vida”-cantaba el alma
mientras sobre su grandeza, desfallecía.
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