(A mi esposo, siempre)
Entre tu cuerpo y el mío hay una pared
de décadas de otoños.
A veces pesan tanto los aires
que crujen las raíces
presagiando un derrumbe.
Hay estaciones en que la barrera
es tan delgada y transparente
que augura un festejo de amor.
De espumas, de años y de sueños
es el muro único que sostiene
nuestros esqueletos en disputa
eterna contra el olvido…
y es el soporte para nuestros desvaríos.
Si nos falta el muro…
¿caeremos al vacío?
Si me sostienen tus brazos
cierro los ojos y me lanzo
hasta el mismísimo infinito.
¿Harías tú lo mismo?
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