Palomas mansas, acuden
a la tempestad de mis sienes.
Buscan refugio, las pobrecillas,
y abrasadas en el fuego mueren.
La mano pálida en desagravio
al montón de cenizas aprisiona,
fiera y tierna se alza hasta la boca,
la mano entonces besa los labios
y al viento se esparcen…¡mariposas!
Con este poema participo en el primer Concurso de Poesía de Heptagrama
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