Los puentes no doblan sus rodillas
cuando los estertores de la Tierra
claudican con el fuego.
Los puentes descienden a besar el río
ante la majestad de su danza dulce,
violenta,
sinuosa, destructora y
que algunos dialogantes con las lunas
llamamos simplemente hermosura.
“Son los ríos los que están allí
para que los hombres construyan puentes”
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