viernes, 13 de febrero de 2009

Serenata para el encuentro



ALEXANDRA

Cuando mi niña se acerca
el viento roza mi boca
y en mis mejillas exangües
se funde una rosa roja.
Cuando mi niña se marcha
me lavo el alma con besos
y ensancho mis venas con el aliento
que entre las líneas de mi cara
guardó su boca en concierto.
Y por cada poro de mi alma
brotan rosas en serenata
las que se quedaron ocultas
en la inocencia de la almohada.
Cuando regreses, tirana,
con la sinfonía del encuentro
ya no encontrarás los besos
porque en las cuerdas de mi sangre
se han convertido en verso.

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