A mi esposo, siempre
_Te amo.
_Yo también.
_ ¿Te dije que te amo?
_ Lo dijiste.
_¡ Te amo!
_ ¿Eh?
_ ¿ Estás sintiendo que te amo?
_ ¿ Te percatas que te tengo entre mis brazos?
_ ¡ Cuánto te amo!
Los haces tibios del sol
Descubrieron los cuerpos
fundidos sobre las sábanas
tibias y tímidas,
testigos del insomne
fin de acto de un amor
de cuarenta otoños.
Los rosales calientes
se levantan en la frente
de los amantes y las manos
convulsas calan en cada luna
orilla con orilla,
mientras aguardan quién sabe
cuántos inviernos que restan
de la vida.
La espuma besa la espuma.
Al amor de otoño le nacieron alas.
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