Cuando te encuentre, Amor,
los ojos mitigarán el hambre
descomunal de vísceras adheridas;
la boca, pupila sin sol,
se olvidará de la esencia
y te mirará hasta borrarte.
Después, los ojos y la boca
serán simplemente apéndices.
Tú y yo seremos de otro mundo
y nadie comprenderá la metamorfosis