viernes, 5 de diciembre de 2008

Parto sin dolor


Cuando mi verso encadena versos;
sobre el yunque de mi cuerpo
se funden los nuevos versos;
cuando mi pluma sangra
mi prosa le presta el pañuelo,
y así se van salvando los versos
en su camino azaroso
desde la flor hasta el fuego
y desde la luz... al Universo.
Cuando el látigo inclemente
de mi verso se abre paso,
la pluma, sierva de mis versos,
se subleva;
rompe las cadenas de sus brazos,
se aferra a la letra con espanto;
y yo... entre suspiros y llanto:
Recogiendo todos los pedazos
de la cadena de mis versos
para marcarlos con letras,
que más que letras:
son jirones del alma,
que se rompieron en el parto.

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