miércoles, 19 de noviembre de 2008

Más que versos de alcoba


Se me despeina la piel
con el roce de tu mano;
y en el vientre roturado
me brota un rojo clavel.
¡ Incendio de clavel
mis laderas devastando !
Con tu mano ceñida
a la espiga de mi talle,
del cuerpo se escapa el aire
y de la boca la vida.
Tu aliento funde las nieves
en la falla de mis senos
y desciende un alud de fuego
desde el latir de mis sienes.
Tu mirada ávida en escrutiño
incendia toda mi piel ...
¡ Siniestro pudiera haber
si se desliza el corpiño!
¿ Qué influencia tiene tu cuerpo
en las latitudes del mío,
que hace precipitar tu mar
en las márgenes de mi río ?
Y en ese punto exacto
donde anida tu boca ardiente,
le nace un nuevo verano
al invierno de mi frente.

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